miércoles, 27 de abril de 2011

Reflexión de Aurora Humarán

Sarasa con los distintos niveles. Como ya todos sabemos, algunas agencias enganchan a los colegas con este plan: ahora te pago Q, pero luego te pagaré P y algún día te pagaré R. Solo que, según comprobamos: Q = tarifa muuuy miserable, P = tarifa muuy miserable y R = tarifa muy miserable.

A ver, ninguna de las asociaciones que yo conozco menciona que un traductor recién recibido deba cobrar menos. ¿Por qué cobraría menos? Siempre sirve extrapolar a otras profesiones: ¿no les daría miedo que se ocupe de defenderlos en un juicio o de sacarles una muela alguien que les cobra menos porque "recién empieza". Hay una formación mínima básica que deben compartir todos los profesionales que salen de una casa de estudio, y es la que los habilita a cobrar, como mínimo, los honorarios que sugieren colegios y asociaciones.

¿Por qué digo "como mínimo"? Porque sí pagaría más (del estándar) para que me defienda un abogado groso (con mucha experiencia) y sí pagaría más si me cuentan que X dentista, luego de años de investigación, ha desarrollado una técnica por la que el tratamiento de conducto duele menos. Pero de ahí no se concluye que al abogado recién recibido le pagaré menos ni tampoco al kinesiólogo, al contador o al abogado. Cuando menos, uno siente inseguridad, estar en manos del premio consuelo, si me siguen la idea.

Nivelemos para arriba, colegas. Los aranceles sugeridos son un mínimo que podemos cobrar todos (y que podemos subir no solo por la experiencia, especialización que vienen con los años, sino por variables como trabajo en fin de semana, formatos, etc.). Ese de los niveles es un concepto inventado por estas agencias que le han nacido como hongos venenosos a la Argentina.

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