No cabe ninguna duda de que no sobreviviríamos aislados del
mundo. Como sociedad, no servimos para autosatisfacernos sin la necesidad de
pedir ayuda en algún momento. Al menos no en cuestiones laborales. Al menos no
si queremos crecer como personas y como profesionales. (En realidad, no lo
haríamos bajo ningún punto de vista).
Los otros días miraba
un capítulo de una serie muy interesante sobre los comienzos de la humanidad y
no pude evitar pensar en que hemos construido sociedades y comunidades porque
solos nos hubiera ido muy mal. Si no actuábamos de esta forma, estábamos solos condenados
al fracaso… y lo seguimos estando. Como bien dijo John Donne: «Ningún hombre es
una isla».
Ahora bien, ¿alguna vez has pensado en qué sería de ti sin
tus colegas? Yo más de una vez me encuentro agradeciéndoles por su invaluable
ayuda. Vamos, reconócelo, en más de una oportunidad te sacan las castañas del
fuego, o, como decimos aquí en Argentina, «te salvan las papas», que es más o
menos lo mismo. Desde hacerte el favor de convertir ese bendito archivito a un
formato compatible con aquel otro bendito programa, hasta ayudarte a comprender
esa bendita frase que está redactada de manera tan clara que ni un escriba
egipcio podría descifrar tal jeroglífico.
No nos hace menos profesionales reconocer nuestros límites y
lo bueno de la mano del otro, al contrario, nos realza como personas. Sabemos
que lo que hoy nos pide Fulanito mañana puede ser bien recompensado. Y esto
tampoco es ser interesado, simplemente seguimos la regla de «hoy por ti, mañana
por mí» y así. Aún me asombra ver la generosidad del otro, realmente me
emociona. No es fácil encontrar gente desinteresada que nos «haga una gauchada»
para salir del pozo. Y pozos hay muchos y de miles de tipos.
Y si nos ponemos
un poquito egoístas, podemos decir que el éxito de mi colega también es el mío.
¿Quién sabe? Quizás a Menganito le llegue un proyecto enorme y necesite gente
que colabore para terminarlo a tiempo. Y a lo mejor mañana el superproyecto me
llegue a mí y así. Basta de comparaciones, más te vale que al otro le vaya
bien. (Guiño, guiño).
Ese el networking entre nosotros, los
traductores. (Me imagino que debe ser muy parecido en el caso de otras
profesiones). Muchas veces nos sumamos un dolor de cabeza (seamos sinceros, no
todos estamos hechos para el trabajo en equipo), pero otras muchas nos libramos
de una presión difícil de manejar por nosotros solitos y nuestra conciencia. Y
ni hablar de los que recién empiezan. Es una muy buena idea sumarse a los que
tienen un poquito de experiencia y hacerse conocido. Ya aparecerá la
oportunidad de colaborar con ellos y ganar no solo un dinerito, sino
experiencia (joya preciosa) y, sobre todo, un amigo.
Celebremos la
colaboración, no solo porque nos conviene, sino porque rescata esos valores que
se ven cada vez menos pero que aún existen: la generosidad y el compañerismo.
Por Aldana Michelino
Muy interesante Aldi. Mi vida profesional me ha dado muy buenos (y muy malos)colegas, pero de todos se aprende. Se aprende a ser solidario, generoso, humilde..y a abrir los ojos con aquello que no imaginamos que nos podía pasar (como que un colega te termine "robando" un cliente). Pero por sobre todo, se aprende. Y no hay sensación más linda que la de aprender, día a día, de todo lo que rodea esto que amamos y se llama traducción.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, mi querida. Va dedicado a vos también. :)
ResponderEliminarLamentablemente, todavía hay gente que rescata valores en paradigmas que pertenecen a otra època, que nunca en realidad han hecho felices a las personas, solo a unas pocas que se regodean en su propia soberbia. Hay gente que prefiere decir que no a un proyecto mega que compartirlo con otros sentando por supuesto reglas claras. Si muchos pensamos como vos Aldi, de a poquito, las cosas irán cambiando... quizá este sea el famoso "cierre de una era y comienzo de una nueva" que nos decían los Mayas... Aunque ahora te suene paradójico, sigo en tu misma línea, y te regalo a vos y a tus lectores este video de TED "¿el dinero compra la felicidad?"... no te/se lo pierdan...http://www.youtube.com/watch?v=eOcyvzyaYys ¡Felicitaciones y que este sea el primero de muchos blog spots más!
ResponderEliminarGracias, Pato. Ojalá así sea, creo que más allá de la profesión y el dinero, la vida está también para compartirla. Sin el otro, qué seríamos, ¿verdad?
EliminarUn abrazo grande y gracias como comentar.
Aldana: me gustó tu artículo. Diría que refleja también mi experiencia en el mundo de la traducción. Creo que, entre colegas, es mucho más provechoso vernos como colaboradores que como competidores. Y ya que estamos, ¡bienvenido este blog!
ResponderEliminarGracias, Gerardo. Me alegra muchísimo que te haya gustado. Creo que es una experiencia que muchos compartimos en nuestra carrera.
EliminarGracias por tu opinión. :)
Hola, colega
ResponderEliminarComparto lo que escribís en este post. Yo no tengo mucha experiencia en la traducción profesional, recién hace dos añitos que le estoy buscando la vuelta. Pero tuve un poco de suerte y sumé algo de práctica en el mundo audiovisual. Entonces, varios colegas o futuros colegas me piden consejos. Y yo siempre ayudo en lo que puedo. Me sorprendió también ver que la generosidad se devuelve. Algunas de las personas a las que les doy algún consejo o dato, después me reenvían ofertas laborales o me piden ayuda para algún proyecto. "Es un ambiente chico y nos conocemos todos" escuché decir varias veces, y estoy descubriendo de a poco que es cierto y por eso es bueno que los que nos conocen, lo hagan por algo bueno y no por algo malo ;) Pero más allá de cuidar nuestra "imagen", ayudar a otros es ayudarnos también.
Saludos,
Julieta
Obvio que ayuda, Julieta. Me pone feliz que te haya gustado el artículo. Más allá del éxito y el dinero, una de las cosas más importantes son las experiencias que vivimos día a día. Sin la ayuda de otros, muy lejos no llegaríamos. «Ningún hombre es una isla» dijo alguien alguna vez con tanta razón. Un saludo grande.
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